Patrimonio

Patrimonio en Cerceda

El municipio de Cerceda atesora varios siglos de historia, como demuestran los vestigios arqueológicos más antiguos do municipio, que sitúan las primeras poblaciones en la época de los asentamientos celtas

Existen dos localizaciones pertenecientes a la cultura castreña: el castro de Coto de Guichar, situado en la parroquia de As Encrobas,  y el Castro de Cerceda, en el que se encontró un hermoso torques de oro que en la actualidad permanece expuesto en el Museo Provincial de Lugo.


La arquitectura religiosa ocupa un lugar destacado en el patrimonio municipal. Son numerosas las capillas e iglesias que se levantan en estas tierras, predominando las que poseen características propias del estilo románico. Entre ellas hay que destacar las de San André de Meirama, San Martiño de Rodís y San Román de As Encrobas, la más antigua e interesante desde el punto de vista artístico y arqueológico, construida en el siglo XII y reformada en 1720.


En cuanto al patrimonio civil, los pazos representan la herencia de la arquitectura tradicional gallega de la Edad Media en Cerceda. Estas casas hidalgas, construidas entre los siglos XVII y XVIII, constituyen un tesoro arquitectónico de la época en la que familias descendentes de la nobleza y linaje, como las de Andrade o Becerra, atraídas por la serenidad y fertilidad de estas tierras, dejaron su huella.


Una de las principales piezas de este patrimonio es el Pazo de Boedo, declarado Bien de Interés Cultural en 1994, del que solo se conserva un caserón con un par de chimeneas y unos blasones que recuerdan sus orígenes. Destacan también el Pazo-Torre de Gontón (As Encrobas), torre de origen medieval que alberga en la actualidad las oficinas de la empresa minera LIMEISA- y el Pazo das Lavandeiras, de estilo barroco perteneciente al siglo XVIII, completamente restaurado en el conjunto histórico del linaje de los Becerra.


Cerceda cuenta además con numerosos cruceros, diseminados por todo el territorio, como los de Rodís, Meirama o Xesteda, que presiden los atrios de las iglesias, y con algunas casas tradicionales como la de Casal de Igrexario, casa de labranza de los años veinte construida en piedra, madera y teja, que constituyen una buena muestra de nuestra arquitectura popular.